Opinión: Nos escribió Cristina

27.10.2020

Por Dr. Osvaldo Dameno

Hoy después de mucho tiempo escribió Cristina Fernández. Una larga carta dirigida a todos los argentinos donde analizó la realidad. Dejó claro que ella es la socia mayoritaria de gobierno. Un gobierno que tiene otras patas menores como Alberto y como Sergio Massa. Resaltó que el que gobierna es el presidente, aunque agregó que hay muchos funcionarios que no funcionan. Dijo "nosotros" con lo cual incluye a la Cámpora dentro de la propia tropa y por exclusion, Alberto quedó afuera del núcleo mayoritario del poder. Que Massa no pertenecía ya lo sabíamos.

Esta vez nombró al peronismo como víctima de una oposición cerrada del gorilismo nacional, aunque lo colocó a la par del kirchnerismo. Sacó conclusiones en el sentido de que no era su propio estilo el que generaba el rechazo de la sociedad, ya que ahora Alberto, que tiene un estilo distinto, también recibe duras críticas de la ciudadanía.

En la parte medular de la carta concede que el país atraviesa una seria crisis, que ella ubica fundamentalmente en el dólar y hace historia diciendo que esto se replica en la República desde hace muchísimos años. Y sorpresivamente dice que para superarla es necesario un gran acuerdo de todos los sectores, políticos, empresarios, medios, etcétera.

Algunas conclusiones se pueden sacar en un primer analisis. Resulta evidente que Cristina visualiza momentos muy difíciles para la república y trata de desmarcarse de la conducción efectiva del gobierno a cargo de su delegado Alberto. No obstante, marca claras diferencias con el funcionamiento general del gobierno y en particular con el desempeño de algunas de sus figuras, sugiriendo cambios, implicitamente de personas y tal vez cambios de rumbo.

Acierta en la crisis por la que atraviesa la Argentina pero centralizar la misma en el dólar es minimizarla equivocadamente. La crisis no es solamente del dólar sino que abarca todo el funcionamiento de la economía que ha sido absolutamente descuidado durante el tratamiento de la pandemia. La crisis también resulta de las políticas tomadas para conducir el flagelo del coronavirus. Los resultados han sido magros, teniendo en cuenta el excesivo tiempo de cuarentena, y la falla en los escasos testeos seguimientos y aislamiento lo que provocó que no haya sido eficaz el tratamiento de los focos que se han ido produciendo en distintos lugares y con distintos grupos de riesgo. Sin contar con la cantidad de cosas que se dijeron desde las altas esferas del poder sin ningún tipo de fundamento, comprobación científica, ni información de otras latitudes con las cuales erróneamente nos quisimos comparar. La pandemia ha acentuado la crisis social en la que estamos inmersos y que peligrosamente se acerca a un punto de saturación. Por último la crisis es profundamente política, porque el Estado no tiene un rumbo y ha abandonado sus funciones esenciales como la seguridad, como la observancia de la Constitución y las leyes, como la educación y, ya lo hemos dicho, como la salud. Es un Estado absolutamente ineficaz, que no resuelve ninguno de los problemas que diariamente se presentan y además no da señales claras que tranquilicen a la población con relación a la defensa de sus derechos elementales, como la libertad y la propiedad. Hay sectores que han visto disminuir dramáticamente sus ingresos como la clase media, los trabajadores y los jubilados. Los sectores productivos no encuentran eco en el discurso y en el tratamiento que les brinda el gobierno, lo que genera mayor incertidumbre.

Tal vez el aspecto más importante de la comunicación de la vicepresidenta es el relativo al acuerdo amplio que propone. Pero su visión sesgada no advierte que para realizar un gran acuerdo es necesario ser confiable, ser creíble y verdaderamente ni ella ni el presidente lo son. La otra falla es la amplitud de lo que se pretende someter a un acuerdo. En efecto el mismo no debe solamente abarcar el mezquino tema del dólar, debe tomar todos los aspectos de la crisis: económica, política, social y de salud.

La única manera de conseguir confianza, credibilidad y apoyo de todos los sectores es promoviendo un verdadero gobierno de Unidad Nacional, basado en cinco o seis grandes coincidencias sobre los temas más importantes y acuciantes que hoy afectan al país. Un acuerdo generador de un gobierno con la efectiva participación y compromiso de figuras de los partidos y distintos sectores que componen la vida nacional. Solamente así se reconstruirá el tejido social, la confianza pública, la fe en el futuro y se conseguirá un punto de partida auspicioso.