“Los trabajadores textiles existimos y queremos que nos vean"

28.08.2020

La crisis sanitaria está dejando un saldo aberrante en el sector textil: especulación económica sobre un insumo esencial, desabastecimiento y encarecimiento de precios para la población y falta del trabajo para el sector de trabajadores y trabajadoras que viven al día.


"A nosotros nos pagan entre tres y siete pesos por coser barbijos que después son vendidos a 50 pesos o más, y ahora, a algunos, no nos han pagado porque las empresas nos dicen que no están pudiendo venderlos", indica Erick, costurero de Berisso, y agrega "los trabajadores textiles existimos y queremos que nos vean".

Como consecuencia de esta situación, un costurero o una costurera tendría que trabajar más de 10 u 11 horas diarias para apenas alcanzar la canasta básica, sin reconocimiento de su trabajo y sin derechos laborales.

"A nosotros nos pagan entre tres y siete pesos por coser barbijos que después son vendidos a 50 pesos o más, y ahora, a algunos, no nos han pagado porque las empresas nos dicen que no pueden venderlos", 

Durante la pandemia, la fabricación de indumentaria de vestir se frenó completamente y la producción se centró fundamentalmente en la confección de los insumos sanitarios necesarios para poder prevenir el contagio de Covid-19 de los y las trabajadoras de la salud y de toda la sociedad.
Desde Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), se organiza en polos textiles de forma cooperativa distintos talleres que existían de manera domiciliaria. Reivindicando el lema "la casa para habitar, el polo para trabajar" e intentando revertir la situación de desigualdad dentro del sector textil, donde unos pocos ganan mucho, a costa del trabajo en malas condiciones de miles de costureros y costureras.