Este domingo, 1° de
Noviembre, se celebra en todo el mundo el día del Veganismo. El término "vegano/a" fue acuñado en 1944 por Donald
Watson, quien, junto a otras personas, sintió la necesidad de diferenciarse de
las personas vegetarianas. Sin embargo, este día comenzó a celebrarse en 1994
cuando Louise Wallis (entonces Presidente de la Sociedad Vegana del Reino
Unido) instauró la celebración con motivo del 50° aniversario de dicha organización.
La entidad equipo puente, acercó un texto de divulgación sobre el tema e invitó en este domingo a no consumir animales... Ahora bien, ¿qué
tenemos que saber acerca del veganismo?
Primero lo primero, ¿qué es el veganismo?
El veganismo es una postura
ética que rechaza todo tipo de uso hacia con los animales no humanos. Se basa
en el respeto hacia todos los seres sintientes. Los veganos no comen carne, no
usan cuero ni lana, ni consumen leches de origen animal, miel, ni cualquier
otro producto que haya sido experimentado en animales o que implique la
explotación de los mismos. Tampoco asisten a zoológicos ni circos. El veganismo
busca que los animales sean considerados sujetos de derecho.
¿Por qué ser vegano/a?
Por los animales.
Porque vivimos en una época en donde ya no necesitamos comer animales para
nutrirnos. Porque son seres que sienten al igual que los seres humanos. Porque
están en el mundo con nosotros, no para nosotros.
Por el medio ambiente. Miles de bosques (entre ellos el Amazonas) se queman
para poder cultivar los granos (en especial, soja) con los que se alimentan a
los animales para su engorde masivo. Aproximadamente el 80% de la producción de
soja va para los animales, mientras que lo restante es para el consumo humano.
Por la salud. El consumo de carne y sus derivados, incrementan el riesgo de
padecer enfermedades cardiovasculares y enfermedades como la diabetes y el
cáncer.
¿Es bueno el veganismo para mi salud?
Depende. Una persona puede ser
vegana y vivir comiendo frituras, refinados, ultraprocesados y no estar sana;
mientras que otra puede ser vegana y alimentarse adecuadamente llevando una
vida más sana. Sin embargo, siempre es mejor optar por lo sano y nunca
olvidarse ir a un nutricionista especializado en veganismo para que nos pueda
asesorar y guiarnos mejor.
¿Y qué pasa con la B12?
La vitamina B12 es de origen
bacteriano, ni las plantas ni los animales la producen. Por ende, las vacas son
inyectadas con esta vitamina. No necesitamos comernos una vaca, con todo el
proceso que eso conlleva, solo basta con suplementarnos de acuerdo a lo que
nuestro nutricionista nos indique.
Lácteos, el falso alimento
Por años nos han hecho
creer que los lácteos son una excelente fuente de calcio y que nos ayudan a
tener huesos más fuertes. Tengamos presente que la leche de vaca es para su
cría, no para el ser humano. La leche, así como el yogurt y el queso, tiene
hormonas del crecimiento especiales para el ternero que no nos sirven y que
pueden llegar a causarnos problemas a la salud.
¿Cómo el veganismo colabora reduciendo el impacto
ambiental?
"El sector ganadero genera más gases de efecto invernadero -el 18 por
ciento, medidos en su equivalente en dióxido de carbono (CO2)- que el sector
del transporte. También es una de las principales causas de la degradación del
suelo y de los recursos hídricos." −Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Si no hay consumo, no hay demanda. Y si no hay demanda, entonces el sector
ganadero se vería reducido.
¿De qué manera el veganismo se compromete con las
políticas ambientales/culturales?
Se compromete de varias formas. Ya
el hecho de no consumir animales es un gran compromiso con el ambiente. ¿Sabías
que se necesitan 15.000 litros de agua para producir solo 1 kilo de carne?
Mientras que para producir 1 kilo de trigo se necesitan 1.500; una gran
diferencia.
El veganismo es lo más comprometido que una persona puede estar con la
protección de la naturaleza. También lo que buscamos es abolir las tradiciones
culturales como son la doma, la riña de gallos, las peleas de perros, la pesca
deportiva, la tauromaquia, entre otras.
Consejo: leer
siempre las etiquetas de lo que compramos. Incorporemos este hábito y
preguntarnos: ¿qué compramos? ¿qué llevamos a la mesa y a nuestra boca? Comer
NO es lo mismo que alimentarse.