CUANDO EL ARBOLADO URBANO DE VICENTE LÓPEZ NO ES ALIADO DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Por la Ing. Agr. María Sada (UBA)
Especialista en Planificación del Paisaje (FADU)
Directora Académica de la Diplomatura en Diseño del Paisaje Urbano Sustentable
En el año 2050 la población mundial se situará en torno a los 10.000 millones de personas, y se concentrará especialmente en las ciudades (70%). Unas ciudades que, en demasía, se han planificado, diseñado y gestionado desde una visión excesivamente antrópica, podríamos denominarla incluso gris, y poco integradora con la naturaleza. Se trata de una situación problemática que ya existe en la actualidad, pero que se agravará a corto plazo. Es un hecho que esas ciudades deben adaptarse a esas necesidades y deben repensarse para optimizar las condiciones ambientales y sociales para una mejora de la salud y el bienestar. Debemos cambiar el paradigma y empezar a entender la naturaleza como un aliado que nos permitirá mejorar nuestra calidad de vida.
El arbolado urbano, verdadera columna vertebral de la
infraestructura verde urbana y periurbana, es el elemento clave en este cambio
de visión. Recordemos que proporciona una ingente cantidad de los denominados
servicios ecosistémicos, tanto de provisión (frutos, semillas, flores, etc.),
como de regulación (térmica, erosión, sonora,etc.) y de tipo cultural
(estéticos, cohesión social, científicos, etc.), y precisamente esos servicios
son los que debemos optimizar con una adecuada gestión y mantenimiento. La
gestión contemporánea del arbolado urbano debe integrar, por tanto, esos
objetivos y debe adaptarse a los avances en el conocimiento tanto técnicos como
científicos. Lamentablemente, en muchas ciudades se siguen utilizando prácticas
que se han demostrado como desacertadas e incluso dañinas para los propios
ejemplares, en muchos casos debido precisamente, a la falta de capacitación y actualización
permanente de funcionarios, técnicos y operarios que recojan las buenas prácticas de la gestión
del arbolado. La arboricultura moderna pone en discusión las prácticas y
conceptos tradicionales sobre el manejo del arbolado, fundándose en el
entendimiento de la biología del árbol como un sistema vivo, complejo y
altamente eficiente, en su valor medioambiental y en la percepción social del
árbol y del bosque urbano. Este nuevo enfoque para una antigua disciplina
requiere conocimientos científicos, técnicos, administrativos, económicos y
sociológicos que posibiliten una gestión equilibrada, inteligente y sensible
del árbol como individuo y del bosque urbano como universo.El arbolado urbano se constituye
en uno de los indicadores de los aspectos
vitales y socioculturales de una ciudad.

El corredor verde de árboles Ibirá Pitá (Peltophorum dubium) que recorren en toda su extensión la Av. Maipú, desde Puente Saavedra hasta la calle Paraná, inundando el paisaje de amarillo intenso en su floración estival y reconfortando con su generosa sombra las altas temperaturas del verano acrecentadas por el efecto invernadero del pavimento y la combustión del tránsito, el 30 de agosto, los vecinos hemos sido testigos de su aberrante mutilación.
Se podaron en
altura a todos los ejemplares de esta alineación central, borrando su frondosa
copa. No se entiende el por qué, porque éstas no tapaban visuales, no
interferían con el transporte público, no hay tendido de cables, no molestaban
viviendas privadas. Algunos otros, ubicados en Av. Maipú al 3.800 y al 3.700
tuvieron peor destino, fueron talados de
manera brutal. Según el técnico municipal responsable que observaba el trabajo,
los árboles estaban enfermos y corrían riesgo de caída con el consecuente
posible accidente vial. Tanto en los troncos mutilados con las ramas podadas,
no se veían vestigios de enfermedad alguna, las raíces no estaban expuestas ni
habían roto pavimento ni el cordón contenedor, observaciones que realicé y
documenté. Varias instituciones de profesionales relacionados con el paisaje
urbano pidieron explicaciones que justificaran semejante atrocidad al Director
de Arbolado Urbano, Lucas Bellotti, que nunca llegaron. Los árboles talados en
febrero de este año, mostraban en su máximo esplendor una copa rebosante de
flores amarillas. Es muy difícil que en tan poco tiempo hayan desarrollado
enfermedades que justificaran tremenda saña.

El lunes 3 de septiembre, personal de la municipalidad retiró definitivamente los restos de estos árboles, que bien podrían haber rebrotado. Hoy, 4 de octubre, se plantaron nuevamente árboles muy jóvenes de la misma especie en los mismos espacios donde se había retirado a los supuestos árboles enfermos. Otro gran error técnico y fitosanitario, ya que en los espacios donde hubo plantados árboles enfermos nunca se planta nada hasta haber transcurrido, por lo menos, 6 meses para que el ciclo de la enfermedad hubiera terminado. Claro, de haber sido cierto que los anteriores ejemplares estuviesen enfermos. Tampoco debieran plantarse en ese mismo espacio árboles de la misma especie por si la enfermedad es propia de la especie. Criterio absolutamente profesional.
Mientras, en todo Vicente López cientos de grandes árboles muertos desde hace años, esperan a ser removidos para plantar un ejemplar nuevo. Varias cuadras sin árboles, basta ver la zona de Puente Saavedra, puro cemento y alta densidad vehicular sin un solo arbolito sobre Av. Maipú que pueda mitigar el efecto de isla de calor. No hay planificación del arbolado público.
Un árbol es eficiente en sus funciones ecosistémicas cuanto mayor es su biomasa foliar, es decir cuanto mayor desarrollo tiene su copa donde están las hojas encargadas del intercambio gaseoso que oxigenan el ambiente y también, es mayor la proyección de su sombra, entre otras. Simple regla de tres matemática que el Director de Arbolado Urbano de Vicente López no comprende al destruir la estructura arbórea del municipio de manera constante.
Gestión incomprensible de funcionarios de un municipio que cada día es menos sustentable en su accionar contra el cambio climático y el sostén de una infraestructura verde urbana acorde al crecimiento demográfico. .
