CARTA ABIERTA DE LAS AGRUPACIONES VECINALES DE VICENTE LÓPEZ A LAS GRANDES EMPRESAS CONSTRUCTORAS E INMOBILIARIAS.

08.04.2021

Se transcribe a continuación el texto de la carta: 
Los vecinos de varias localidades de Vicente López supusimos que, luego del comienzo de la pandemia que asola al mundo, se detendría el deseo desmedido de algunos de enriquecerse a costa del ambiente y de todos los seres vivos. Pero no sucedió: apenas se pudieron abrir un poco las actividades, la locura tomó nuevos bríos.

A pedido de ustedes, las grandes empresas constructoras e inmobiliarias, a fines de 2020 han resurgido las excepciones al Código de Ordenamiento Urbano (COU) con el respaldo del intendente Jorge Macri (quien en campaña 2011 decía que eran corruptas e injustas) y de sus concejales. A pedido de ustedes, se avanza sobre las tierras de históricos y necesarios clubes, y hasta se animaron con escuelas tradicionales con las que entraron en complicidad de negocios, como es el caso del colegio San Andrés. A pedido de ustedes, se hacen caprichosas interpretaciones del COU para unificar lotes y entonces construir enormes torres, incluso avanzando sobre pulmón de manzana. A pedido de ustedes, se cambian zonificación es. A pedido de ustedes -que ya no pueden ocultar la materia fecal que emana de las veredas de sus torres de lujo- AySA hasta podría construir un conducto cloacal, no para mejorar la deficiencia del servicio por años de colapso de construcciones, sino para nuevas torres a futuro, del mismo modo que haría para los tan rechazados edificios que pretenden construir en Costa Salguero.

Ustedes, los autodenominados "desarrolladores inmobiliarios", no vienen a desarrollar el distrito; vienen a generar destrucción-a veces de manzanas enteras- y a expulsar a sus habitantes. Por eso, nosotros los denominamos "arrolladores inmobiliarios". Durante 30 años miles de vecinos y muchos visitantes vimos cómo el poder político de turno y empresarios inescrupulosos fueron transformando Vicente López en una jungla de cemento debajo del cual desaparecieron numerosos espacios verdes públicos y privados. Nos robaron la visión y la brisa del río, los árboles y tranquilidad de las calles, y la identidad de barrio de casas bajas del Partido. Sufrimos lo mismo que hicieron hace años con el barrio de Belgrano donde fueron borrados de sus calles arboladas los enormes caserones de variadas arquitecturas.

Desde 1993 pedimos la realización de un Plan Urbano Ambiental consensuado con los vecinos. Algunos dicen que somos simplemente unos nostálgicos que no queremos el progreso. Que quede claro: destruir una ciudad y comenzar una nueva como si la anterior no existiera, no es progreso. Sólo es progreso económico para unos pocos. No es progreso destruir su identidad que es la base sobre la que se construye una comunidad. Exigimos que se respete nuestro derecho a un buen vivir en el lugar que hemos elegido para hacerlo, sin que nos cambien nuestro modo de vida ni nuestro entorno con proyectos igual que todos, repetición infinita de emprendimientos de lujo que no necesitamos y que luego muy pocos habitan, en una clara muestra de que crecen como hongos sólo por especulación. La población de Vicente López -lo sabemos por el último censo y por el padrón electoral- no ha crecido. ¿Para quién se construye, entonces? Prestigiosos arquitectos del mundo están clamando por evitar innecesarias demoliciones de diversas construcciones; la idea es que se puedan reciclar, darle nuevos usos. La crisis de desigualdad y la cultura del descarte de la que habla el Papa Francisco exigen también detener este despilfarro urbano que es la cara visible del apetito insaciable de negocios para pocos, en desmedro de muchos. Pero Ustedes, apoyados por el poder político siguen avanzando en proyectos que determinan ciudades de casas sin gente y de gente sin casa, y agudizando el colapso socio-ambiental. Como dijo Greta Thunberg frente al Foro Económico Mundial: "Uds de lo único que pueden hablar es de dinero y de cuentos de hadas de crecimiento económico eterno. ¿Cómo se atreven?".

Conocemos el modus operandi de vuestras empresas. Primero observan el barrio y eligen al candidato que reúne las mejores condiciones para ser convencido de vender su casa: una persona mayor, una vivienda un poco deteriorada, alguna demasiado grande para poder mantener en estos tiempos. Una vez elegida la presa, los buitres inmobiliarios empiezan la tarea de tentación: grandes sumas de dinero, impensadas para esa propiedad. Si el dueño no accede, accederán sus hijos. Luego sigue la historia con efecto dominó: ofrecen comprar los inmuebles de los vecinos linderos. Muchos no quieren irse, pero entonces comienzan los gritos de los buitres: "tu casa va a valer cada vez menos", "vas a tener gente todos los días mirándote desde los balcones del futuro edificio", etc. Más tarde, si aún no quieren vender, comienzan los ataques buitres: amenazas, misteriosas roturas de medianeras, tanques de agua, etc. Esto hasta que, agobiados, deciden vender e irse. Si en el lugar elegido no se permite construir lo pretendido, entonces se activa la complicidad con los funcionarios municipales que los bendecirán con excepciones al COU hechas a su medida. En otros casos, las empresas inmobiliarias saben que, aunque el COU les permita construir una elevada torre

-por ejemplo en un gran parque de añosa arboleda que, aunque privado, constituye parte de la historia del barrio y es el pulmón del mismo- no contarán con el consenso social para hacerlo. Es entonces cuando los buitres inmobiliarios deben desplegar sus alas apelando a falsos discursos marketineros sobre el cuidado del ambiente, la biodiversidad y "conjunción entre arquitectura y naturaleza". Otros, descaradamente, ofrecen espectaculares vistas a verdes jardines privados, desatendiendo el derecho a la privacidad; otros venden increíbles vistas abiertas al río pero, cuando terminan de vender todas sus unidades, emprenden una nueva construcción delante de la anterior que borrará el horizonte prometido y comprado.

Por supuesto, los estudios de impacto urbano-ambiental que sus empresas inmobiliarias presentan son mentirosos, falaces, incompletos, no integrales, hechos a la medida del negocio que planean. Ni siquiera Ustedes se los creen.

Ustedes no pueden seguir determinando un perfil urbano que sus habitantes no quieren. Las ciudades son obra de una comunidad a lo largo del tiempo. Hoy, con la misma fuerza y convicción que hace muchos años, la comunidad de Vicente López le dice basta a quienes quieren arrollar nuestros derechos a una buena calidad de vida. Pacíficamente los defenderemos hasta que paren de una vez. Miles de vecinos y vecinas les reiteramos: ¡Basta ya!

AGRUPACIONES VECINALES Y VECINOS Y VECINAS AUTOCONVOCADOS DE VICENTE LÓPEZ.