CULTURA 

Vivimos tiempos en los que la salud es un factor primordial en la sociedad planetaria como consecuencia de la pandemia del Covid 19 y los dramáticos efectos del cambio climático no están ausentes en la conformación de un frente de tormenta letal en la etapa final de su gestación y extensión.

En las reuniones previas a la firma del Acuerdo de París sobre Cambio Climático los paneles científicos advirtieron sobre los riesgos sanitarios de un creciente y constante aumento de temperatura global, porque ese nuevo escenario climático favorecía a la proliferación de a vectores y causales de enfermedades contagiosas.

También se remarcó que el agravamiento de las condiciones ambientales eran un factor determinante para que las personas fuesen más vulnerables a enfermedades que afectan las vías respiratorias por las condiciones previas al contagio.

En tal sentido para el panel de 2015 se presentó un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que revelaba que cada año siete millones de personas morían a causa de la mala calidad del aire que respiran, por cuanto "más de la mitad de la población mundial reside en urbes con índices de polución 2,5 veces mayores de los recomendados" y precisaba que "de un análisis de la calidad del aire en 1.600 ciudades de 91 países, se desprende que sólo el 12 por ciento de la población mundial que reside en ciudades respira aire limpio".

Se señaló en la conferencia de París que tomar medidas para reducir la contaminación, no sólo tiene un impacto directo en el cambio climático, que consecuentemente afecta a la población en otros aspectos, sino que también era prevenir para evitar enfermedades.

En otras palabras, se advirtió que el agravamiento de las condiciones climáticas iba a incidir directamente sobre la calidad de vida y salud de la comunidad planetaria y que, como agravante, ese nuevo escenario favorecía la aparición de nuevas enfermedades y nuevas epidemias.

Uno de los trabajos presentados destacaba que el cambio climático perturba los ecosistemas naturales y favorece las condiciones ideales para la propagación de las infecciones y epidemias, principalmente relacionadas a vectores, como el agua y los alimentos.

Se remarco que como muchas de las enfermedades infecciosas están en relación directa con las características geográficas y estacionales "la utilización de parámetros climáticos como indicadores predictivos de enfermedad es de interés para mejorar la comprensión de las interacciones entre el clima y las enfermedades infecciosas".

En la conferencia de París que tomar medidas para reducir la contaminación, no sólo tiene un impacto directo en el cambio climático, que consecuentemente afecta a la población en otros aspectos, sino que también era prevenir para evitar enfermedades. 

Vale decir que no faltaron alertas sobre la directa interrelación entre medio ambiente, cambio climático y salud. Lamentablemente algunos países desecharon esas recomendaciones e ignoraron los compromisos que habían firmado. E incluso está el caso de Estados Unidos que retiró su firma y de Brasil, que hasta llegó a decir que el protocolo era basura. No debe ser casual que justamente esas naciones estén al tope de muertos e infectados por el Covid 19.

En este Día Mundial del Medio Ambiente advertimos con el escenario actual y sus proyecciones a futuro que el agravamiento de las condiciones ambientales por acción de la mano del hombre lleva inexorablemente a un agravamiento de la salud pública, de modo que el cumplimiento de los acuerdos del Protocolo de París (firmado por 195 naciones) reduciendo emisiones, limitando la desforestación, preservando el uso del suelo y de todos los recursos naturales, no solo nos otorgará a los seres humanos una mejor calidad de vida en un planeta sustentable, sino que mejor ambiente es un seguro para prevenir enfermedades individuales y comunitarias.